ESTADOS UNIDOS.-
Jordan Rogers, es un gerente de Nike en Estados Unidos, pero esto no hubiera
sido posible si él no se hubiera librado de las drogas. Recientemente Rogers
compartió con claridad su testimonio en el proyecto cristiano “I Am Second”
(“Yo Soy Segundo”).
“La heroína llegó a mi vida cuando recién había cumplido los 15
años”, dijo Rogers en el video. “Un amigo mío estaba oliendo algo y cuando él
levantó la cabeza tenía esa mirada de satisfacción evidente.
Él la llamó [a la droga] ‘Chiva’. Olimos allí mismo, en el capó
del coche esa noche. Fue uno de los sentimientos más increíbles que había
tenido”.
Antes de los 20 años de edad, Rogers ya estaba completamente
adicto a la heroína. “La mayoría de la gente diría: “Las drogas son su
problema, pare de usarlas. Pero para un adicto como yo, las drogas parecen ser
la solución. Si dejas estas drogas, entonces sí tendrás problemas”, dijo.
Acerca de lo que lo llevó a probar las drogas, él dice que
estaba tratando de llenar un vacío en su alma. “Tenía ese agujero negro en mi
alma y sólo quería cambiar la forma en que se sentía.
Yo quería ‘llegar alto’ de maneras nuevas y diferentes. Yo
quería sentir que tenía todo”, dijo.
La adicción de Rogers era tan pesada que incluso otros adictos a
la heroína querían estar con él. “Cuando tienes adictos a la heroína que tienen
miedo de salir contigo, puedes tener problemas”, agregó. “A menudo pensaba en
suicidarme”.
Él nunca se tomó en serio los centros de rehabilitación, porque
pensaba que era más listo que todos aquellos que ofrecen esperanza.
“Todo el mundo a mi alrededor me decía: ‘Usted pudiera ser mucho
mejor si simplemente parase de usar drogas”, dijo Rogers. “Y, sin embargo,
cuando dejé de usar drogas, no se sentía tan legal como todo el mundo me dijo.
Me sentía peor. Me sentía desgarrado. Me quería morir”.
Después de pasar años dentro y fuera de los procesos de
desintoxicación, y participar en crímenes, Rogers fue finalmente a una
instalación de tratamiento judicial.
“Estaba en una celda con un grupo de chicos y dos niños estaban
discutiendo sobre un rollo de papel higiénico”, dijo. “En ese momento pensé:
‘Yo no estoy hecho para que realmente merezca estar aquí, no es mi sitio’. Y yo
no tenía más drogas y alcohol para culparlos por mis problemas. Yo estaba
sobrio y frente a algunas consecuencias graves”.
En ese momento Rogers oró a Dios, pidiendo ayuda: “Dios, quien
quiera que seas … necesito ayuda”.
“Mi vida tenía que cambiar drásticamente. Yo estaba en ese
momento, quebrado” recuerda. “Doy gracias a Dios porque pasé 13 meses en
prisión. Necesitaba cada minuto allí para tener la oportunidad de luchar”.
Una vez fuera de la cárcel, Rogers esta libre pero no tenía casa
así que tuvo que permanecer en un refugio para personas sin hogar y luchar
contra la adicción que lo seguía ferozmente. Pero un mentor vino en su ayuda y
lo llamó por su nombre en medio de tantas batallas.
“Tenemos que hablar?”, preguntó el mentor. Rogers se sorprendió
y respondió: “Sí … es necesario”.
“Me mostró el amor de Cristo y me ayudó a recuperar mi libertad”,
dijo Rogers, explicando que aquel fue “el momento más importante” de su vida.
“Siempre estaré agradecido por la vida de esa persona”.
Rogers recuerda una canción que su madre le envió mientras
estaba encarcelado. “Clamo a Ti, Señor, porque yo estoy desesperado en mi
oración. Sálvame de mi prisión, para que un justo pueda ser encontrado en mí y
cante tus buenas obras”.
Rogers dice que sabe que Dios lo ama y confía en sus planes para
su vida.
Fuente: Noticia Cristiana
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