Algunos tal vez enfrenten lo que fácilmente se
podía llamar un problema insoluble. A menudo las situaciones que no tienen
respuestas humanas forman la base para que Dios haga su mejor obra.
Esto se ilustra de manera hermosa en la vida de
Job, que, a mi juicio, es un ejemplo vivo de problemas insolubles. La biografía
de Job incluye todo un pizarrón lleno de preguntas en cuanto al sufrimiento.
¿Es Dios justo? ¿Es esta situación justa? ¿Qué
debe aprender una persona que atraviesa las aguas profundas del sufrimiento?
En Job tenemos un vistazo singular y raro dentro
del velo del cielo y detrás de bastidores en la tierra.
Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes?
Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. 8
Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro
como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del
mal? (Job 1:7-8).
¿Que diría Dios de usted si él estuviera hablando
con Satanás ahora mismo y hablándole de la vida de usted? “¿No has considerado
a ____________ ?” y entonces mencionara su nombre. Al describirlo a usted, ¿qué
diría Dios? Con alguno de ustedes, a lo mejor sería algo muy similar a lo que
dijo de Job: “perfecto y recto.”
La vida de Job era un modelo maravilloso de vida
valiente. Job confió en Dios en las buenas. Ahora la escena estaba preparada
para determinar si Job confiaría en Dios en situaciones humanamente imposibles.
El siguiente capítulo en la vida de Job es oscuro.
Soportó pérdidas como pocos han conocido. Su casa, destruida; su familia,
muerta; su salud, en ruinas; sus finanzas, eliminadas. Sus amigos cuestionaban
su reputación santa.
En el largo proceso de resolver sus preguntas y
luchas, Job finalmente resolvió confiar en Dios—costara lo que costara. Había adorado. Se había humillado.
Se había sentado en silencio. Finalmente respondió a su esposa: “Recibo lo que
Dios ha enviado. He recibido lo bueno; ahora recibo la adversidad.” Vuelva a
leer eso. Es el secreto de la estabilidad.
Hallo tres razones reales por las cuales Job pudo
responder de esa manera. Primero, miró hacia arriba y halló consuelo en la
soberanía de Dios. Vio mucho más que las acciones de Dios; vio el corazón de
Dios. Aceptó lo que Dios dio y lo que Dios quitó. Vio el amor soberano de Dios,
y le dijo a su esposa: “Acaso no deberíamos recibir lo uno y lo otro sin
cuestionarlo?”
Job también miró hacia adelante y recordó la
promesa de Dios. En el capítulo 19 Job dijo:
“Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará
sobre el polvo” (19:25).
Job recordó la promesa de Dios de que al fin todo
se resolverá. Mirando hacia adelante, sintió ánimo.
Finalmente, Job miró hacia adentro y se dejó moldear por la instrucción de
Dios.Job 42:6 dice que Job miró su vida, y se
arrepintió “en polvo y ceniza.” Vio que Dios le había instruido en el
sufrimiento y enfermedad como de ninguna otra manera. Dijo, en efecto: “Señor,
por primera vez honradamente puedo decir: ‘Me entrego a ti como nunca antes.’”
Exige valentía que el creyente se entregue a un
Dios soberano al enfrentar situaciones imposibles. Tal vez eso es exactamente
lo que usted necesita hacer en este mismo momento. Me viene a la mente la
oración que elevó una vez una persona sabia y consagrada:
Señor: Estoy dispuesto a recibir lo que tú das.
Estoy dispuesto a privarme de lo que tú no das. Estoy dispuesto a aflojar lo
que tú quieres tomar. Estoy dispuesto a sufrir lo que tú inflinges. Estoy
dispuesto a ser lo que tú quieres que sea. Señor, estoy dispuesto.
Amigo y amiga, si tus días han sido
difíciles y sus noches han sido como un túnel oscuro y
largo, halle su consuelo en el control soberano y amor eterno de Dios. Su
Salvador sabe su punto de aguante. Los golpes, destrozos y adversidad que usted
está soportando están diseñados para
moldearlo; no para arruinarlo. Su fuerza y valentía aumenta
conforme Dios tiene su mano sobre usted. Recordar el secreto de Job puede
determinar toda la diferencia. Traducido de una adaptación de Charles R. Swindoll,
Fuente: sitiodeesperanza.com