La amistad es uno de los regalos más maravillosos de la vida.
Los amigos verdaderos siempre
procuran lo mejor los unos para los otros. ¡Y qué
mejor que conozcan a Dios
y que lo amen con todo el corazón, el alma y la mente! El pastor y mártir alemán Dietrich Bonhoeffer declaró: «La
voluntad de Dios para la otra persona es lo que determina el objetivo de la
amistad».
Jonatán, el
amigo de David, es un
ejemplo excelente de la amistad
verdadera. David estaba exiliado y escondido en el desierto de Zif, cuando se enteró de que «Saúl
había salido en busca de su vida» (1 Samuel
23:15). Entonces, Jonatán fue a Hores a encontrarse con
él. Su intención le otorga importancia a esta escena: ayudó a David a hallar
fortaleza en el Señor, o como lo expresa el texto: «fortaleció
su mano en Dios» (v. 16).
Esta es la esencia de la amistad
cristiana. Más allá de los intereses comunes, del afecto, del
humor y de la risa, el objetivo supremo es sembrar en otros las palabras de vida eterna,
recordarles la sabiduría divina,
renovar su alma con expresiones de
amory fortalecer su dependencia de Dios.
Ora
por tus amigos y pídele
al Señor que te dé una palabra oportuna para ayudarlos a renovar
sus fuerzas en nuestro Dios y
en su Palabra.
Un
amigo verdadero es un regalo de Dios y alguien que nos hace volver a Él.
LEA: 1 Samuel 23:14-18
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