Experimentar el
perdón es una necesidad fundamental de todo ser humano!
Por cuanto todos los seres humanos somos imperfectos, necesitamos experimentar el perdón para evitar que se endurezcan los corazones.
Por cuanto todos los seres humanos somos imperfectos, necesitamos experimentar el perdón para evitar que se endurezcan los corazones.
Dios nuestro Padre Celestial fue el primero en satisfacer esta
necesidad humana enviando a su hijo amado Jesucristo para expiación de nuestros
pecados.
Cuando una persona no experimenta el perdón desde niño, se crea
un vacío en su corazón que provoca una actitud de venganza y generalmente de
violencia.
Muchas personas no recibieron el perdón que necesitaban y hoy se
han convertido en delincuentes con corazones endurecidos que hacen mucho daño
en la sociedad. Simplemente porque no fue satisfecha su necesidad de ser
perdonados!
En el matrimonio muchas personas arrastran falta de perdón de
sus padres que los castigaron exageradamente, por el modelaje que vieron que
tampoco se perdonaban entre ellos, por familiares que les causaron un daño y
nunca pidieron perdón ni se les perdonó.
Todo el dolor que no
pudimos resolver en su momento, a alguien se lo cobraremos! Entonces hay
cónyuges que arrastran falta de perdón desde pequeños y se lo cobran
“inconscientemente” a sus cónyuges.
En la vida matrimonial se presenta la posibilidad de herirse
muchas veces por causa de las diferentes formas de ver las cosas en tantas
decisiones que se deben tomar en el diario vivir. Esto genera una alta
probabilidad de enojo y reacciones que pueden ocasionar heridas en la relación.
Por esta razón, y entendiendo que el perdón es una necesidad
fundamental, los cónyuges deben entender y decidir vivir con un espíritu de
perdón permanente.
Mateo 6:14-15: Por tanto, si perdonáis a los hombres sus
ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no
perdonáis sus ofensas a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará
vuestras ofensas.
El perdón es un mandato obligatorio de nuestro Padre
Celestial a sus hijos, no hay opción. O perdonamos o perdonamos!
Si no perdonamos, la consecuencia es muy grave: Dios tampoco nos
perdonará y entonces quedaremos desprotegidos a expensas de los ataques del
enemigo y del mundo.
Si tienes heridas provocadas en tu infancia o en tu
etapa de adolescente, debes hablar con las personas que te ofendieron y
perdonar lo que sea, para quedar libres de esa presión emocional.
Si la persona que te ofendió ya no existe, igualmente preséntate
ante Dios para perdonar a esas personas y quedar libre de todas esas cargas
emocionales. Comparte todas esas experiencias dolorosas con tu cónyuge.
Mateo
18:21-22 Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré
a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?
Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta
veces siete.
En este versículo bíblico queda totalmente establecido que
el perdón debe ser una actitud permanente. Debemos tener un corazón entrenado
para perdonar cuantas veces sea necesario. No quiere decir que vamos a permitir
que abusen de nosotros, sino que vamos a perdonar, pero a la vez vamos a buscar
alternativas de cambio para mejorar aquello en lo que se esté fallando.
Cuando alguno de los cónyuges cometa un error, la
actitud correcta debe ser primero la de perdonar para reducir la tensión y
luego conversar para buscar alternativas de como evitar que se repitan los
mismos errores. Aun si se
repiten los errores, se debe seguir el mismo proceso hasta que encuentren las
alternativas que solucionen la situación. Pero el perdón no se puede negar
jamás!
Necesitamos tener este espíritu de perdón permanente en nosotros
para pedir perdón y para perdonar cuantas veces sea necesario, porque muchas
veces nosotros seremos los ofensores y vamos a necesitar que nos satisfagan la
necesidad del perdón. Y esto es una verdadera expresión de amor!
Tu matrimonio y tu familia es el tesoro mas valioso
que Dios te ha dado. Cuídalo!
Luis y Hannia Fernandez
matrimonios@libresparaamar.org
www.libresparaamar.org
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