En esta
semana me voy a hacer el propósito de separar un día para descansar y dedicar
tiempo para estar con Dios y con mi familia.
Cuando la carga se hace muy pesada para seguir
“Venid a mí, todos los que estáis cansados y
cargados, y os haré descansar” Mateo 11:28.
Los submarinos de la segunda guerra mundial
estaban hechos de tal manera, que tenían que salir a la superficie cada cierto
número de horas a cargar sus baterías. Esto los exponía a peligros, pero la
opción de no hacerlo también.
A veces no queremos abandonar nuestras muchas
ocupaciones, porque pensamos que las empresas y deberes correrían peligro de no
recibir nuestra atención. ¿Nos hemos puesto a pensar en el peligro que
representa llegar a cansarnos al grado de enfermarnos? Entonces el peligro
sería doble. ¿Cuál de las dos opciones sería menos grave? ¡Las dos son
peligrosas!
Dios ordena en la Biblia que descansemos de
nuestras labores un día a la semana. En esta ocasión como en cualquiera otra,
cuando desobedecemos a Dios, pagamos las consecuencias de nuestra
desobediencia.
En esta semana me voy a hacer el propósito de
separar un día para descansar y dedicar tiempo para estar con Dios y con mi
familia.
El buen compañero de equipo hace lo que sabe hacer
“¿Andan dos hombres juntos si no se han puesto de
acuerdo?” Amós 3:3.
En una ocasión en un barco, el capitán y el jefe
de máquinas discutían acerca de cuál de los dos era más necesario. Decidieron
resolver el asunto intercambiando sus puestos. El capitán trabajaría en el
cuarto de las máquinas y el maquinista en el puente. Al poco rato desde el
cuarto de máquinas el capitán protestó porque éstas se estaban recalentando,
perdiendo fuerzas y parecía que no iban a ninguna parte, a lo que respondió el
maquinista desde el puente que era lógico ya que estaban encallados en tres
metros de arena.
Los proyectos mientras mayores y complicados,
requieren la ayuda de más personas, sin embargo, no hay peor cosa que encontrarse
con alguien que quiera hacer el trabajo que no sabe ni le corresponde. Cuando
esto sucede, todo se complica. La idea del equipo no es sobresalir sino
cooperar unos con otros.
Señor ayúdame hoy a poder trabajar en equipo y
tener éxito en lo que haga.
Cuando estoy en un callejón sin salida, me
pregunto: ¿Esta senda pertenecerá al mapa de Dios?
“El Señor es mi pastor, nada me faltará; en
lugares de verdes pastos me hace descansar” Salmo 23:1:2
¿Sabes por qué a veces el Señor nos obliga a
detenernos? Porque no sabemos descansar. Siempre estamos haciendo algo. No
actuamos con sensatez, por eso nos compara con ovejas, que mientras comen,
caminan y pueden caerse por un despeñadero porque no levantan la cabeza para
ver por dónde van.
De igual forma, entramos en la carrera
desenfrenada del trabajo, y en ocasiones, Dios nos detiene, porque si seguimos
así, podríamos caer por uno de los tantos despeñaderos que se encuentran a lo
largo del camino de la vida.
¿Cuántas de nosotras estamos descansando hoy en contra
de nuestra voluntad? Queremos ver cumplidos nuestros sueños, ilusiones,
promesas no cumplidas... y, sin embargo, nos sentimos estancadas.
Tomemos esta oportunidad que tenemos para
descansar, para considerar las cosas a nuestro alrededor y buscar la dirección
divina. Así al volver a levantarnos y continuar nuestro camino, iremos seguras
hacia una dirección y meta definidas.
Deseo ser el amigo que presta su oído y ofrece una
palabra de aliento.
“El ungüento y el perfume alegran el corazón, y
dulce para su amigo es el consejo del hombre” Proverbios 27:9.
Cuando María recibió el anuncio de que sería madre
por obra y gracia del Espíritu Santo, ella se convirtió en una mujer que
comenzó a vivir momentos de milagros. No todo el mundo comprende un momento de
milagros. Muchos en su pueblo llamarían a aquel acontecer, un momento de
desgracia, de vergüenza, de deshonra. María necesitaba una amiga que la
comprendiera y se fue por tres meses a casa de Elisabet, su prima.
Sin saberlo María, Zacarías y Elisabet también
estaban viviendo momentos de milagros. Ellas podían hablar el mismo idioma,
ambas tenían fe para comprender sus experiencias. Por ello Dios unió a María y
a Elisabet para que compartieran sus sentimientos y se animasen y alentasen una
a otra, mientras Él preparaba a José para que se uniese a María en su vida de
milagros.
Es posible que hoy no encontremos amistades con
experiencias tan extraordinarias, pero sí podemos ser para nuestros amigos, esa
persona que siempre está dispuesta a escuchar con paciencia y a ofrecer una
palabra de aliento.
¡Yo quiero ser una de esas!
Tomado del libro: ¡Señor, tengo prisa!
Editorial: Unilit
0 comentarios:
Publicar un comentario