“porque raíz de todos los males
es el amor al dinero”(1Timoteo 6:10).
Una
pequeña niña, muy bonita, estaba sentada sobre una pila de equipajes en el
salón de la entrada de un hotel. Sus padres estaban en el balcón de recepción,
rellenando las fichas de registro para un cuarto. Una señora muy simpática
preguntó a la niña si ellos estaban en la ciudad para visitar alguno pariente.
“OH, no”, contestó la niña. “Vamos a quedarnos en este hotel hasta que
hallemos una casa para vivir. Mi papá tiene un nuevo empleo y nosotros tuvimos
que vender nuestra casa”.
La señora dijo: “OH, lo siento por ti no tener un hogar”. La niña
luego replicó: “Nosotros si tenemos, un hogar. Solo no tenemos
una casa para colocarlo dentro.“Que grande bendición es tener un hogar para vivir. No importa
si este hogar se queda dentro de una casa grande, un palacete, una mansión, una
cobertura dúplex en un barrio de clase alta, o en una pequeña casa en un
suburbio cualquiera. Sea cual sea la cantidad de cuartos o el tamaño del
garage, siempre somos felices cuando tenemos un hogar para vivir.
Muchas
familias viven hoy en edificios suntuosos, con varios carros en el garaje, con
muebles comprados en shoppings caros, sin tener la alegría de un hogar.
Tienen todo cuanto el dinero puede comprar, pero, no tienen la paz y la
felicidad anheladas.
A
veces envidiamos a los ricos, pidiendo a Dios que nos haga como ellos. Mientras
tanto, los ricos lloran y se lamentan por no tener la vida bendecida y
tranquila de muchos pobres que conocen.
¿El problema de la infelicidad es el dinero? ¡Claro qué no!. Tener dinero es muy
bueno desde que no sea él nuestro mayor tesoro. La verdadera felicidad y
el mayor tesoro que podemos tener es el Señor Jesús en el corazón. Si ésa es
nuestra realidad, entonces seremos felices, tanto con dinero como sin él.
Si somos pobres, con Jesús, estaremos muy bien. Si somos ricos, con Jesús,
estaremos aún mejor, pues, el Señor nos enseñará a usarlo para la gloria de Su
nombre.
¡Cómo
es bueno tener un hogar! ¡Cómo es bueno tener un hogar con Jesús! Todo lo demás
que consigamos son apenas… más bendiciones.
Fuente: devocionalescristianos.org
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