¿Alguna vez has deseado volver atrás y otra vez
intentar hacer algo? De vez en cuando podemos. No obstante, muchas oportunidades nunca vuelven.
Por ejemplo, mi hija trabaja con diligencia para
resolver los problemas de matemáticas que encuentra en sus estudios. Cuando una
respuesta es incorrecta, ella sigue trabajando hasta que halla la solución
correcta.
En cambio, los problemas en nuestras vidas son un poco más
complicados. En medio de una lucha, nuevos factores nos hacen frente, y más cosas desconocidas
aparecen. Situaciones cambian. Si fracasamos tal vez nunca habrá otra
oportunidad.
Cuando vuelvas a echar un vistazo sobre el año
pasado o los años pasados, pueda ser que te sientas triste. Ves cosas que
quisieras cambiar--fracasos, pérdidas, decisiones equivocadas. Deseas empezar otra vezy hacer las cosas mejor.
Cada Año nos trae a un punto de reflexión. Muchas
veces esa reflexión nos lleva a nuevas resoluciones. Pero ahora nos falta algo
más. Necesitamos esperanza y poder, porque la historia nos
muestra una lección triste: cuando se repiten circunstancias similares, muchas veces hacemos las mismas equivocaciones, vez tras
vez.
¿Hay alguna ESPERANZA? ¿Hay algún PODER? ¡Sí!
Los fracasos pasados pueden ser perdonados. "Porque
tú, Señor, eres bueno y perdonador" (Salmo 86:5). Conocemos ese perdón
cuando confesamos nuestros pecados a Dios y unos a otros. Esto requiere
honestidad. Quiere decir reconocer específicamente cómo hemos pecado. Dios
promete que El nunca más se acordará de esos pecados confesados (Hebreos
10:17). ¡Alabanzas a Dios, la sangre de Jesús cancela nuestra cuenta de culpas!
Los fracasos pasados pueden ser transformados. "Y
sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es,
a los que conforme a su propósito son llamados" (Romanos 8:28). Cuando
rendimos sin reserva nuestras vidas a Dios, El puede crear algo hermoso aun de
los fracasos más miserables.
Los fracasos pasados no tienen que ser repetidos. Dios envió
su Hijo Jesús "para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta
de su maldad" (Hechos 3:26). Dios tiene poder para sacarnos del pecado y
su poder puede guardarnos de regresar al pecado. "Recibiréis poder, cuando
haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo" (Hechos 1:8). El Espíritu
Santo nos da el deseo y el poder de decir "No" a lo malo y
"Sí" a lo bueno. Nuestra parte consiste en rendir continuamente los
miembros de nuestro cuerpo "a Dios como instrumentos de justicia," no
al pecado como instrumentos de iniquidad (Romanos 6:13). No podemos volver a vivir el pasado. Borrar las consecuencias de nuestras
decisiones no podemos. Cambiarnos a nosotros mismos tampoco podemos.
Pero sí podemos confesar nuestros pecados. Podemos
recibir el perdón. ¡Podemos vivir una vida transformada--en Cristo Jesús!
Jesucristo está esperando para cambiarte. El
quiere darte una maravillosa vida nueva. El te ayudará a empezar de nuevo.
Si Quieres Una Vida Nueva
ABANDONA tu vieja manera de vivir.
"Así que, arrepentíos y convertíos, para que
sean borrados vuestros pecados" (Hechos 3:19).
"Habiéndoos despojado del viejo hombre con
sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó
se va renovando hasta el conocimiento pleno" (Colosenses 3:9, 10).
"El que encubre sus pecados no prosperará;
mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia" (Proverbios
28:13).
RECIBE a Jesucristo como tu Señor y salvador.
"Mas a todos los que le recibieron, a los que
creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios" (Juan
1:12).
"El que cree en el Hijo tiene vida eterna;
pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios
está sobre él" (Juan 3:36).
SIGUE a Jesucristo como tu Señor.
"Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y
sígame" (Mateo 16:24).
"No todo el que me dice: Señor, Señor,
entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que
está en los cielos" (Mateo 7:21).
ÚNETE a una comunidad espiritual de creyentes.
"Así que, los que recibieron su palabra
fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas"
(Hechos 2:41).
"Muchos están en el infierno para siempre
porque siempre dejaban a Dios para el próximo día."
Fuente: sitiodeesperanza.com
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