Las Pruebas Y Las Tribulaciones
Según La Biblia
“…DIOS VINO PARA PROBAROS…”(Éxodo 20:20)
¿Te acuerdas de los exámenes del colegio?
Podías aprobar o suspender, pero no podías evitarlos. Así es la vida. Las
pruebas van a ser inevitables, así que prepárate de antemano.
Jesús dijo: “…Un hombre prudente… edificó
su casa sobre la roca. Descendió la lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos y
golpearon contra aquella casa; pero no cayó… un hombre insensato… edificó su
casa sobre la arena. Descendió la lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos y
dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.” (Mateo 7:24-27).
El primero edificó su casa sobre la roca
porque sabía que no era cuestión de “si iban
a venir las tormentas” sino
de “cuándo llegarían”.
El segundo la edificó sobre la arena porque
era barato y fácil. Pero cuando llegó la tormenta, la casa del primero se
mantuvo y la del segundo se desmoronó. ¿Qué
estaba queriendo Jesús decir con eso?
Tus talentos, tu currículum vitae y tu
reputación te llevarán probablemente a la cúspide, pero si no has formado un
carácter sólido, no permanecerás mucho tiempo arriba.
Asimismo, es posible que tus creencias sean
sinceras y concuerden con lo que piensan las personas que te rodean, pero a menos
de que estén basadas en la Palabra de Dios, no te servirán cuando más las
necesites.
En la Biblia leemos tres veces “…El justo por la fe vivirá” (Romanos 1:17).
Cuando lleguen las pruebas de la vida,
tendrás que ser capaz de levantarte y decir: ‘No tengo todas las respuestas,
pero tengo pruebas del carácter de Dios y de cómo actúa, así que voy a confiar
en que Él va a cumplir lo que ha prometido en su Palabra.”
¿Por que Dios Nos pone Pruebas
Según La Biblia?
“…DIOS VINO PARA PROBAROS…”
(Éxodo 20:20)
Dios dijo a su pueblo: “…Te ha traído el Señor, tu
Dios, estos cuarenta años en el desierto… para probarte, para saber lo que
había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos” (Deuteronomio 8:2).
Las pruebas de la vida revelan cómo aceptas
las enseñanzas, lo que has aprendido y lo que harás en determinadas
circunstancias. Todo lo que has aprendido no es más que pura teoría hasta que
hayas pasado por la prueba. ¡Y la
vida te probará!
Chuck Swindoll cuenta la historia de un pajarito llamado Chippy: “Chippy era un
periquito que nunca se imaginó lo que le pasaría. Estaba cantando
tranquilamente colgado en el columpio de la jaula cuando de repente se encontró
atrapado, sumergido y zarandeado. Sus problemas empezaron cuando su dueña
decidió limpiar la jaula con el aspirador. Puso el tubo dentro para aspirar las
semillas y la suciedad en la base de la jaula.
Mientras lo hacía, sonó el teléfono e
instintivamente, se volvió para cogerlo. Apenas había pronunciado el saludo
cuando ¡zas!, el
aspirador se tragó a Chippy. La dueña gritó, dejó caer el teléfono y apagó de
una el aspirador. Con el corazón en la mano, abrió la bolsa. Allí estaba
Chippy, vivo pero atontado, cubierto de polvo. Lo recogió y se fue corriendo a
la bañera donde abrió el grifo de agua fría con toda fuerza y debajo puso al
periquito para quitarle el polvo. Luego hizo lo que todo dueño responsable de
animal doméstico haría: tomó el secador y con la máxima potencia y aire
caliente secó al pajarito que tiritaba.” Swindoll acaba así la historia: “Ahora
Chippy apenas canta.” La
vida te va a probar, ¡pero no dejes que te robe el canto!
“…DIOS VINO PARA PROBAROS…”
(Éxodo 20:20)
¿Te acuerdas cuando estabas en el colegio?
Durante los exámenes el profesor permanecía
callado. La Biblia dice: “Hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante
de él… Al llegar la noche, la barca estaba en medio del mar… Viéndolos remar
con gran esfuerzo, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta
vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar… Viéndolo ellos andar
sobre el mar… gritaron… porque se asustaron. Pero en seguida habló con ellos, y
les dijo: ¡Tened
ánimo! Soy yo, no temáis. Subió a la barca con ellos, y se calmó el viento.
Ellos se asustaron mucho, y se maravillaban” (Marcos 6:45-51).
Este relato nos enseña que:
1) Estar en la voluntad de Dios requerirá que pasemos por
tormentas.
“Muchas son las aflicciones del
justo, pero de todas ellas lo librará el Señor”
2) Aunque no puedas verlo, Él sí te está mirando. Nunca estás fuera
de su vista, de su cuidado o de su alcance.
3) Nunca te encomendará una tara que no puedas llevar a cabo sin su
ayuda, así que no lo intentes solo.
4) Si lo permites, el temor nublará tu razonamiento e impedirá que
reconozcas al Señor cuando se acerque a ti.
5) Primero te hablará a ti y luego a las circunstancias que te
amenazan. Cuando lo haga, sentirás una paz sobrenatural.
6) Cuando tu barca está “en
medio” de la
tormenta, ¡lo mejor
está por venir!
7) La hora más oscura es justo antes del amanecer. ¡Alégrate! El sol volverá a brillar; Dios no te
va a fallar.
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