viernes, 23 de junio de 2017

Venciendo La Inseguridad Y El Desaliento


Si la inseguridad, el cansancio o el egoísmo lo mantienen apagado, usted no está solo. Y, ciertamente no está abocado al fracaso.
Hemos ayudado a miles de personas a salir de la cautividad y alcanzar un gozoso y nuevo nivel de salud psicológica. 

Su propio viaje hacia la plenitud –guiado por la importancia, la autenticidad y el amores lo más significativo que hará por el bien de sus relaciones y por el suyo propio. Esto determinará lo lejos que podrá llegar en su carrera, la profundidad de sus relaciones con Dios, la calidad de su vida amorosa, la clase de amistades que cultiva y su futuro nivel de bienestar.

Permítame que le cuente acerca de una mujer que conozco muy bien. Hace quince años la atendí en psicoterapia. Cuando inició su viaje hacia la plenitud, estaba increíblemente confundida y deprimida. Ahora es brillante y centellante. Y aunque abandonó la escuela secundaria, hoy, esta mujer de treinta y cinco años es candidata para un doctorado. 

Hace quince años era totalmente incapaz de tomar decisiones y de expresar las mismas ni a sus más fieles amigos. Ahora determina audazmente su posición y habla con confianza. Es sensible, sabe cómo escuchar a otros y se da generosamente. Su vida se ha transformado.

¿Podría sucederle esto a usted? Estamos convencidos que sí. Usted puede alcanzar las alturas de la salud espiritual. Y anhelamos celebrar ese proceso juntos.

Acabábamos de ascender a la plataforma del estadio Rose Garden Arena, de la ciudad de Portland, estado de Oregón, donde se habían reunido casi diez mil personas para un enorme seminario matrimonial. 

Aquella noche, cada uno de los seis oradores debía ofrecer un avance de lo que iba a decir durante el próximo par de días.

Justo antes de que el resto de nosotros subiera al podio, nuestro amigo Gary Smalley cautivó a la multitud mostrando un flamante billete de cincuenta dólares y preguntándole a la inmensa audiencia:
“¿Quién quiere este billete de cincuenta dólares?” Comenzaron a levantarse manos por todas partes, y les dijo: “Le daré este billete a uno de ustedes, pero antes déjenme hacer esto”. 

A continuación estrujó con fuerza el billete y preguntó: “¿Quién lo quiere todavía?” Nuevamente se levantaron las mismas manos. “Bien, –contestó él–” “¿Y si hago esto?” Entonces lo arrojó al suelo y comenzó a frotarlo contra el piso con sus zapatos. 

Luego lo recogió. Estaba todo estrujado y sucio. “¿Quién lo quiere todavía?” De nuevo se levantaron las manos. “Ya han aprendido una gran lección”, dijo Gary. “No importa lo que yo le haga al billete, ustedes siguen deseándolo porque su valor no disminuye. Sigue valiendo cincuenta dólares-”.
La simple ilustración de Gary subrayó una profunda verdad. 

Muchas veces en nuestra vida caemos, nos estrujamos y nos restregamos en el polvo debido a decisiones que tomamos o a las circunstancias que nos rodean. Puede ser que creamos que no tenemos valor alguno, que somos insignificantes ante nuestros ojos y lo de los demás. Pero no importa lo que pase, ni lo que esté por suceder, nunca perderemos nuestro valor si decidimos reconocer nuestra importancia.

El amor que puede inspirar, y por consiguiente su importancia, tiene raíz en el eterno amor que Dios le tiene. Usted no tiene que esforzarse, lucir mejor ni ganar premio alguno. Sabe y vive el mensaje más importante que jamás se haya articulado: que tiene un valor incalculable porque usted es creación de Dios.

Sin embargo, es posible que aunque haya percibido su importancia algunas veces, no siempre, se siente importante.

Las investigaciones revelan que si bien muchos de nosotros hemos oído estas antiguas verdades acerca de nuestro valor, la mayoría, la mayor parte del tiempo, no las incorpora a la vida diaria.

Aun si estamos de acuerdo en que nuestro Creador nos ama, nos sentimos mejor cuando ganamos la atención y la aprobación de otros. Y una vez que encontramos lo que buscamos, nos relajamos, pero solo momentáneamente. 

Llegará el momento en que las personas a las que estamos complaciendo, ya sean padres, la esposa, un amigo, la junta coordinadora o la audiencia, dejaran de enviarnos mensajes de amor. Y al final, nos encontramos de nuevo en nuestra búsqueda sin fin.

Algunas veces puede sentirse positivo. Pero si ese sentimiento de importancia viene y va, y de nuevo cae en el ciclo infinito de hacer algo, eso quiere decir que todavía no ha captado su verdadero valor.
Un profundo y personal sentido de importancia es absolutamente fundamental para la salud emocional. Hasta que sienta esa importancia en su ser, no podrá ser emocionalmente saludable.

Deseamos que tenga herramientas de eficacia comprobada para poder realmente aferrarse a la importancia que usted tiene.

Fuente por Dr. Les Parrott y Dr. Neil Clark Warren
Editorial Unilit

0 comentarios:

Publicar un comentario