Muy raras veces una pareja que se casa piensa en las diferencias que hay
entre los dos. El hombre y la mujer no son iguales. (¡GRACIAS A DIOS!). Son
precisamente las diferencias las que atraen a un hombre hacia una mujer.
El caballero sentado enfrente
de mi estaba muy serio. Me veía con ojos de incredulidad. Cinco minutos después
de haber entrado a mi oficina, ya había decidido que no le gustaba nada de lo
que estaba pasando allí.
Era alto, moreno, delgado y hostil. No era un
joven atractivo y simpático. No reaccionó ni a mi sonrisa, ni a mi primer
chiste. A pesar de su nombre: Clemente, no era dueño de esa virtud. Como
consejera matrimonial me encontraba ante un reto. Pero, lo que Clemente no
sabía era que a mi me encantan los retos. Además de ser Consejera, soy
cristiana y estoy convencida que Dios, nuestro Creador, nos puso en un mundo de
retos constantes.
La novia de Clemente era una linda chica. Se había
convertido a Cristo hacia unos 5 años bajo mi discipulado, así que éramos
amigas. Por petición de ella yo estaba sentada frente a su novio Clemente. Era
una posición que yo no hubiera escogido.
Los ojos de Clemente me escudriñaban tratando de
establecer entre nosotros una lucha de poderes: “O gano yo, o gana usted. Pero
no voy a creer nada de lo que usted nos va a decir, —era la interpretación que
yo daba a esas miradas.
Principié por preguntarles si los dos estaban de
acuerdo de recibir una consejería prematrimonial. Los dos dijeron que si.
Clemente me explicó: “Yo amo a Licha y quiero casarme con ella, pero me dijo
que si no tomamos este curso, o lo que sea que usted nos va a dar, no se casa
conmigo.
Entonces procedí a establecer mi posición
profesional. Cuando yo les dije: “Uds. me dicen que los dos son cristianos, que
reconocen a Cristo como su Salvador Personal. Quiero decirles que considero un
honor el poder ayudarles a principiar y establecer un matrimonio cristiano de
éxito. Y es un honor para mi, no sólo por uds. dos, sino por la generación que
viene. Ustedes, jóvenes, son formadores de la próxima generación. Esa
generación merece que ustedes vayan preparados para darles una formación ética
y cristiana. Ojalá me permitan compartir mis experiencias matrimoniales con
ustedes, pero lo más importante, que juntos encontremos la voluntad de Su Dios
para su matrimonio. “
De inmediato vi un cambio en su mirada. Le había
yo lanzado un reto a su mente. Estoy segura que pensó: “Esta señora, a pesar de
ser mujer ¡PIENSA!“
Muy raras veces una pareja que se casa piensa en
las diferencias que hay entre los dos. El hombre y la mujer no son iguales.
(¡GRACIAS A DIOS!). Son precisamente las diferencias las que atraen a un hombre
hacia una mujer.
¿Quién quiere estar casado con alguien que es
igual a él? Piensa lo mismo, le gustan las mismas cosas, tiene los mismos
hábitos, no aporta diferente criterio en una decisión. ¡QUE ABURRIDO!
Como soy cristiana, también soy creacionista. Dios
es mi Creador y a El se le ocurrió crear dos sexos. El gran predicador del
Evangelio Sam Jones acostumbraba decir: “Dios tiene un gran sentido del humor:
creó a los payasos, a los loros, a los monos, y a algunos de uds. “
Por lo tanto, es necesario que toda consejería pre-matrimonial
principie por estudiar las diferencias entre ambos.
Las siguientes preguntas, que mencioné en mi
artículo anterior, provocarán una buena y abierta discusión para que la pareja
se conozca mejor entre sí:
1. ¿Cuál es el color favorito de su pareja?
2. ¿Qué clase de chistes dice su pareja? Son
chistes ¿racistas? ¿vulgares? ¿Limpios?
3. ¿Trabaja mejor su pareja de día o de noche?
4. ¿Qué clase de libros lee? ¿Le gusta leer,
estudiar, investigar?
5. ¿Qué clase de películas le gusta ver?
6. ¿Le agrada ir a conciertos de música clásica, a
museos de arte, historia, a conferencias de literatura?
7. ¿Qué cosas le enojan o irritan?
8. ¿Cuáles son sus valores morales y éticos?
Tal vez el lector de este artículo piense que no
hay razón para tratar esto. Lo que el novio quiere es casarse, acostarse con su
nueva esposa y tener una compañera y una amante. ESTOY DE ACUERDO. Pero por mi
parte, si yo estuviera destinada a pasar el resto de mi vida con una persona,
me interesaría mucho saber estas cosas de esa persona.
Yo no quisiera descubrir de repente que mi nuevo
esposo tiene hábitos que me irritan constantemente, que no le interesa nada de
lo que a mi me gusta y sus chistes son machistas e insultantes.
Tal vez usted me argumente que usted se va a casar
con un cristiano. YO DE ESO ESTOY HABLANDO: DE PAREJAS CRISTIANAS. En mi
práctica de Consejería he tenido que pasar tiempo enseñándole, en especial a
los varones (como Clemente), que hay conductas adquiridas que aportamos al
matrimonio y que son problemas en potencia, porque mi pareja no está
acostumbrada a ellas y marcan diferencias que hay que resolver.
Las diferencias también existen a nivel espiritual:
1. ¿Conoce a Cristo como Salvador? Explique cómo
puede estartan seguro.
2. ¿Cuánto ha leído la Biblia? ¿A diario? ¿La
memoriza?
3. ¿Le aburre asistir a la Iglesia?
4. ¿Qué lugar ocupa la opinión de Dios en su vida?
5. ¿Reconoce usted la voz de Dios cuando Él le
habla?
6. ¿Le interesa hacer la voluntad de Dios en cada
área de su vida? ¿Sabe cómo encontrar la voluntad de Dios y está dispuesto a
seguirla?
7. ¿Piensa usted que el matrimonio es para toda la
vida?
0 comentarios:
Publicar un comentario