Pastores, su posición es demandante, y esas demandas traen
luchas particulares a su familia. La esposa de un pastor lleva una gran carga,
pero por lo general ella entra en el ministerio de manera voluntaria. Los hijos
de un pastor, sin embargo, son arrastrados por la corriente de la vocación de
sus padres. A menudo es una vida de necesidades y luchas sin igual. Estas
luchas a menudo se derivan de los fracasos del padre. Esto no es para echar
toda la culpa a los pastores de los problemas de sus hijos. Pero es para
decirle a los pastores que tienen que trabajar en ser buenos padres.
Mi propio padre ha trabajado mucho en esto. Él tenía sus puntos
ciegos y débiles que han sido una fuente de tensión entre él y yo. Pero al día
de hoy, a sus 33 años de ministerio pastoral, nunca ha dejado de tratar de ser
un mejor padre. A medida que escribía esto pensaba en sus fracasos, sí, pero
también pensaba en sus éxitos. Muchos por cierto. También pensé en docenas de
conversaciones que he tenido con compañeros, hijos de pastores, sobre tales
luchas y sus relaciones con sus padres. Así que mi escrito no es producto de la
amargura del corazón o algún deseo de exponer los defectos de un buen hombre.
Yo amo a mi papá. Mi deseo es ayudar a evitar ciertas luchas y derrotas de otros
pastores y sus hijos.
Entonces aquí les dejo siete aspectos importantes que un pastor
puede considerar con el objetivo de ser un buen padre para sus hijos.
Pastores, su hijo necesita…
1) Un padre, no un pastor
Sí, están llamados a pastorear a su familia, pero los hijos de
pastores quieren un papá ⎯alguien que juegue con ellos, los
proteja, los haga reír, ame a su mamá, dé abrazos, preste atención, les enseñe
cómo construir un presupuesto, como cambiar el aceite y a atrapar una pelota.
Queremos amor comprometido y calidez. Queremos un papá que no sea un adicto al
trabajo. Es hipócrita llamar a su congregación a tener una vida de evangelismo
apasionado, de amor y sacrificio, mientras descuida a su propia familia. Si un
agente de hipotecas o vendedor trabaja demasiado con 60 horas a la semana,
entonces usted también. Deje el trabajo y esté presente para sus hijos. Sus
hijos escupirán sobre su pastorado si se pierden de su paternidad.
2) Conversaciones, no sermones
Los sermones son una manera eficaz de comunicar la verdad
bíblica a una congregación, pero no a sus hijos (o esposa). Predicarle todo el
tiempo a sus hijos atrofiará la Biblia en sus ojos, la verán como aburrida, y
aplastará la pasión que usted está tratando de lograr en ellos. Hable con sus
hijos acerca de la Biblia de una manera que sea interesante, aplicable, y
conversacional. Ayúdelos a ver a la Biblia como parte normal de la vida. En
lugar de dar lecciones, empape su conversación con la cosmovisión bíblica para
ayudar a sus hijos a formar sus objetivos de vida. De esa manera van a pensar
que ellos también pueden interactuar con este importante libro. Los sermones en
casa los separa de la Palabra, pues implica que solo los muy estudiosos la
pueden entender.
3) Su interés en sus pasatiempos
Jonathan Edwards puede ser su héroe, o Seth Godin su musa, pero
a su hija de primer grado no le importa mucho. Su lenguaje de amor es jugar
Barbies y bailar. Su hijo quiere construir un fuerte de Legos, vencerlo en
Xbox, o aprender jugadas de su deporte favorito. Sus aficiones son sólo suyas,
pero el grado en que se involucra en los intereses de sus hijos habla de de un
amor que los impacta.
4) Ser estudiado
Es más difícil poder compartir tiempo con los niños a medida que
crecen. Así que dedique tiempo a estudiarlos así como estudia su léxico griego.
Ellos son más importante, al fin y al cabo. ¿Su hijo que esta en secundaria
agradecería salir a comer pizza con usted o acomodarse en el sofá y ver el
fútbol de la universidad un sábado por la tarde? ¿Quiere su hija adolescente
que la lleve de compras o a tomarse un café? Tal vez ellos no quieren
recreación sino ayuda. Así que hable acerca de los desafíos que están teniendo
con sus amigos, o de los problemas de álgebra, o cualquier otra cosa que les
esté presionando. Aprenda estas cosas, incluso aunque le parezca que no hay
respuestas correctas. Los adolescentes son difíciles; tratan a los padres como
si fueran idiotas todo el tiempo. Pero estos actos, cuando se hacen constantemente,
se multiplican. Muéstreles un patrón para que cuando sus hijos terminen de
pensar que usted es un idiota, ellos puedan tener un camino para andar con
usted.
5) Consistencia de su parte
Nadie puede llamarle hipócrita más rápido que sus niños (y
esposa), y nada lo hará perder más terreno en su hogar que esto. Si usted está
parado en el púlpito el domingo y habla acerca de la gracia después de haber
pasado viernes y sábado quejándose de su familia, la gracia se verá muy barata
y poco atractiva para su hijo en la segunda fila. Sin embargo, si usted trata a
su hijo como si usted necesitara de su gracia y su perdón por su terrible
actitud, puede abrir una puerta a la gracia de Dios. (Y el uso de frases como
“tuve una actitud horrible” suena más específico al momento de pedir
disculpas).
Si usted actúa como el gran pastor en el púlpito, pero como un
asalariado aislado en su casa, sus hijos verán la iglesia y todo lo que
conlleva como una farsa. Si usted anima a los demás a que lleven una vida de
alegría, pero es queja constantemente, o exhorta a su gente a llevar una vida
de sacrificio, pero es perezoso, nadie se dará cuenta más rápidamente que los
de su casa. Para su familia, sus interacciones con Dios y con ellos son mucho
más importantes que sus sermones dominicales.
6) Gracia al fallar
Los pastores hablan mucho acerca de la gracia. Es la base de
nuestra salvación y la fuente de nuestra esperanza. Pero cuando llega el
momento de la verdad, ¿ofrece suficiente gracia a sus hijos? Los hijos de los
pastores sienten una enorme presión por ser “buenos” y tener confianza en todas
las cosas bíblica. Pero a menudo no somos buenos y a menudo carecemos de
confianza en la realidad bíblica. Pecamos y nos asalta la duda como a todos los
demás. Pero cuando lo hacemos, el camino a la restauración y la paz a menudo se
siente como un viaje imposible de transitar. ¿Se nos permite la misma gracia
para fallar y dudar (suponiendo que se predique la gracia de su congregación)?
7) Un solo estándar moral
Una de las gracias que necesitan los hijos de pastores es tener
un solo estándar moral. La mayoría de ellos sienten la presión de la profesión
sacerdotal de sus padres en sus vidas morales. Las cualidades que debe tener un
pastor y un anciano descritas en 1 Timoteo y Tito se sienten como una amenaza:
“Si metes la pata, no solo verán mal a tu padre sino que va a perder el
trabajo”. Pero esas normas son las mismas que cada cristiano debe tener en
cuenta (aparte de la capacidad de enseñar). El papá de nadie más está en riesgo
de quedar desempleado si su hijo es rebelde, pero el mío sí. La presión
adicional de ser moralmente honrado no ayuda a mi corazón. Crea un ambiente en
mi alma en la cual la tentación de rebelarme y la tentación de ser hipócrita
luchan con el deseo de honrar a Jesús y a mi papá.
Ustedes han oído que se dijo: Hijos de pastores deberán ser más
santos que sus compañeros y sus padres deben criarlos mejor, pero Jesús nos
dice a todos: “Sed santos, porque yo soy santo”. Así debe ser.
Escrito por Barnabas Piper
Fuente: www.historymaker.com.ar
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