domingo, 7 de enero de 2018

La Bienaventuranza De La Mansedumbre


No está demás decir que Jesús habló como nunca nadie habló antes ni después. Sus palabras tenían un significado espiritual de kilates inapreciados por los hombres de su generación.

No está demás decir que Jesús habló como nunca nadie habló antes ni después. Sus palabras tenían un significado espiritual de kilates inapreciados por los hombres de su generación. Sus propios discípulos repetidas veces alteraron el trasfondo de sus enseñanzas y fue necesario que el paciente Maestro les mostrara el correcto sentido de las palabras. 

Estamos frente a una de sus frases más excelsas. El dijo: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad”. 

La mansedumbre es una de las virtudes más difíciles de encontrar en nuestros días, todos estamos vitalmente exasperados por el vértigo de la vida moderna, la irritabilidad es un mal creciente que nos ofusca y nos proyecta al plano social minados de intolerancia y agresividad. 

Además la lucha por la vida se ha transformado en un conflicto de ambiciones donde triunfa el que tiene mayor sentido de la oportunidad o el que tiene más afiladas sus egocéntricas garras. En el orden mundial los pueblos coquetean con la guerra produciendo un estado de hipertensión colectiva que aumenta la aspereza y nos ponen a la defensiva de algo que es más imaginativo que real. 

En el plano espiritual el hombre consumido de dudas e incertidumbre intenta contrarrestar su estado de calamitosa depresión adoptando una posición falsamente agresiva y sarcástica de todo lo trascendente, viviendo la falacia de una personalidad combatiente que lucha por destruir el clamor del espíritu, ahogándolo con cinismo y desprecio por todo lo que es quietud, meditación y profundidad. 

Se vive en la superficie por temor a encontrar en las aguas tranquilas y transparentes de la mansedumbre la imagen de nuestras miserias o el espectro de nuestra frustración. 

Cristo dijo: “Bienaventurados los mansos”. La mansedumbre no tiene aquí la significación gramatical solamente, la terminología del supremo Maestro se adentra en las profundas actitudes del espíritu descubriendo y proclamando la felicidad de un estado sereno de meditación, al margen de los acaloramientos pasajeros, sumidos en el letargo de una posición contemplativa de las profundidades de la vida, de la experiencia y de Dios. 

El creador no espera del hombre una sumisión coercitiva, no somos autómatas sino criaturas, creadas a su imagen, pero si quieres vivir una constante y decisiva bienaventuranza debes llegar al pie de la cruz para recibir de su muerte y sacrificio la redención de todas tus limitaciones, para que, cayendo la escoria de una agresividad defensiva de tus conflictos, puedas vivir la serena grandeza de una mansedumbre que tiene mucho de victoria, pues es el triunfo de Dios sobre la inestabilidad de tus traumas y zozobras, es la emoción de sentir existencialmente la complementación de todos los valores de la vida fundidos y sublimados a Dios. 

Fuente: Meditaciones trascendentes

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