Angola se postula como el primer país
del mundo en prohibir el islam. Aunque aún no se ha aprobado una ley que
persiga de forma directa esta religión, su gobierno, de facto, está dando pasos
incuestionables en esa dirección, según denuncian asociaciones de derechos
humanos y organizaciones musulmanas africanas. "Con el fin de combatir la
proliferación de nuevas sectas y contra el fundamentalismo religioso",
dice la nota del Ejecutivo.
Hace escasos días la policía clausuró 78
mezquitas por todo el país, alentó la quema de otras 10 y dejó abiertas sólo
las de la capital, Luanda, que esperan su cierre de un momento a otro. ¿La
excusa? Ninguna tenía licencia. La única que ha hablado abiertamente de
"prohibir el islam" ha sido su ministra de Cultura, Rosa Cruz, que
admite que su Ministerio tiene sobre la mesa 1.200 solicitudes de aprobación de
nuevas sectas. "Sólo tres o cuatro tienen una acción visible y beneficiosa
para la sociedad", afirma.
Según la ley vigente, una confesión
religiosa, la que sea, necesita las firmas de 100.000 fieles y estar
representada en 12 de las 18 provincias al menos para ser reconocida por el
Estado angoleño. No es el caso de la musulmana, muy minoritaria en el país, con
90.000 seguidores. La inmensa mayoría de la población de esta antigua colonia
portuguesa, el 95%, es cristiana, con cada vez mayor presencia de iglesias
evangélicas.
'Cortina de humo'
Para los opositores al Gobierno de
Eduardo Dos Santos, el segundo presidente más longevo de África después del
guineano Teodoro Obiang (34 años en el poder), "se trata de una magnífica
cortina de humo para evitar que se hable de corrupción, de fraude electoral,
del saqueo de las grandes corporaciones petrolíferas, de la fortuna personal de
un presidente fantasma que lleva años sin dar la cara", aseguran a EL
MUNDO fuentes de la oposición.
Además, el Ejecutivo prevé ilegalizar
otras 194 pequeñas confesiones religiosas, como el budismo o el hinduismo, que
practican miles de trabajadores llegados como mano de obra barata en el 'boom'
de la construcción de Luanda. Sin embargo, los musulmanes de Angola creen que
la norma se ha creado para evitar la pujanza de la religión musulmana, que
crece sin freno en el África subsahariana.
En Angola nunca hubo problemas entre
cristianos y musulmanes, pero sí cierto miedo de que el islam se extienda entre
su población y pueda crear divisiones, como puede suceder en lugares como
Nigeria o República Centroafricana en la actualidad. Elias Isaac, el director
de la Open Society Initiative of Southern Africa, afirma en el diario 'The
Guardian' que "se ha convertido en una loca pesadilla. El Gobierno es
intolerante con la diferencia".
David Ja, presidente de la Comunidad
Islámica de Angola, asegura que "el islam ha sido prohibido abiertamente
en el país". "El Gobierno nos dice que estamos invadiendo su país y
poniendo en peligro sus valores cristianos. Pero son ellos los que insultan a
las mujeres que llevan el velo islámico y los que queman las mezquitas",
asegura Ja.
Fuente: El Mundo Es
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