Joven,
esfuérzate por servir a Dios. Resiste al diablo cuando susurra diciendo que es
imposible. Inténtalo, y el Señor Dios de las promesas te dará fuerzas en tus
intentos.
Es posible ser
joven y servir a Dios.
Me temo que los lazos de Satán te acechan especialmente porque eres joven. Temo
que llene tu mente con la idea equivocada de que es imposible ser un verdadero
cristiano en la juventud.
He visto a muchos caer en este engaño. He escuchado decir: “Usted espera
demasiado cuando exige que el joven sea tan religioso. La juventud no es la
etapa para tomar la vida tan en serio. Nuestros deseos son fuertes y nunca ha
sido la intención que los reprimamos como usted quiere que lo hagamos. La
intención de Dios es que los disfrutemos. Más adelante habrá tiempo para la
religión.”
Y este tipo de razonamiento encuentra apoyo en el mundo. El mundo está listo
para encogerse de hombros ante los pecados juveniles.
El mundo parece pensar que es natural que los jóvenes disfruten su juventud. Da
por sentado que la gente joven no es religiosa, y que no es posible que sigan a
Cristo.
Joven, te hago esta simple pregunta: ¿Dónde en la Palabra de Dios dice semejante cosa? ¿Dónde está el
capítulo o el versículo de la Biblia que apoye este razonamiento del mundo?
¿Acaso no habla la Biblia a jóvenes y ancianos por igual? ¿No es pecado, el
pecado cometido ya sea a los veinticinco años o a los cincuenta? ¿A quién se le
podría ocurrir la excusa tonta el Día del Juicio: “Sé que pequé, pero en aquel entonces
yo era joven”?
Muestra
tu sentido común, te lo ruego, y déjate de excusas vanas. Tú eres responsable
ante Dios, y tienes que rendirle cuentas de tu conducta desde el momento mismo
que pudiste discernir entre el bien y el mal.
Sé bien que hay muchas dificultades en el camino
del joven, lo admito completamente. Pero siempre hay dificultades en el camino
de hacer el bien. La senda al cielo siempre es estrecha, seamos jóvenes o
viejos. Hay dificultades, pero Dios te dará gracia para vencerlas. Dios no es
un amo enérgico. El no hará como el faraón que exigía que los esclavos hicieran
ladrillos con paja sin haber paja. Él se encargará de que el camino del deber
nunca sea imposible. Nunca dio
mandamientos al ser humano sin darle el poder para cumplirlos.
Hay dificultades, pero muchos hombres jóvenes las
vencieron, y tú también debes vencerlas. Moisés fue un joven con pasiones como
las tuyas, pero veamos lo que las Escrituras dicen de él: “Por la fe Moisés,
hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija del Faraón, escogiendo antes
ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del
pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de
los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón” (Hebreos 11:24-26).
Daniel era joven cuando empezó a servir a Dios en
Babilonia donde estaba rodeado de tentaciones de todo
tipo. Tenia pocos de su lado y muchos en contra. Sin embargo la vida de Daniel
fue tan pura y consecuente que aun sus enemigos no pudieron hallar culpa en él,
excepto “en relación
con la ley de su Dios”(Daniel 6:5). Y
estos no son casos solitarios.
Hay una nube de testigos que podría nombrar. Pero
me falta el tiempo para contarte del joven Isaac, el joven José, el joven Josué, el joven Samuel, el joven David, el joven
Salomón, el joven Abisai, el joven Abdías, el joven Josías y el joven
Timoteo. Estos no fueron ángeles sino hombres con corazones como el tuyo. Ellos
también enfrentaron obstáculos con los cuales tuvieron que luchar, deseos que
controlar, tentaciones que sufrir, responsabilidades difíciles de cumplir, como
cualquier joven. Pero siendo lo jóvenes que eran, a todos les fue posible
servir a Dios. ¿Acaso no se levantarán en juicio y te condenarán si persistes
en decir que es imposible hacerlo?
Joven, esfuérzate por servir a Dios. Resiste al
diablo cuando susurra diciendo que es imposible. Inténtalo, y el Señor Dios de
las promesas te dará fuerzas en tus intentos. A él le encanta ir al encuentro
de los que se esfuerzan por acercarse a él. Él se acercará a ti y te dará el
poder que sientes que necesitas.
Sé como el hombre que el Peregrino, en el libro de
Bunyan, vio en la casa del Intérprete, sé claro al decir, “Asienta mi nombre.” Las siguientes palabras de nuestro
Señor son verdad, aunque frecuentemente las oigo repetidas por los duros de
corazón: “Pedid, y se
os dará; buscad y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7). Las dificultades que
parecen montañas se derretirán como la nieve en la primavera.
Los obstáculos que parecían gigantes en la
distancia se achicarán hasta convertirse en nada cuando los encares. Verás que
el león que temías en el camino resultará estar encadenado. Si los hombres
creyesen más en las promesas, nunca le tendrían miedo a lo que tienen que
enfrentar. Pero recuerda mi pequeño consejo, y cuando Satanás diga: “No puedes ser cristiano mientras eres
joven,” contéstale, “Vete, Satanás; con la ayuda de Dios lo intentaré.”
Fuente: .sigueme.net
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