Obedecer a nuestro Dios sin duda alguna es algo que nos traerá muchas bendiciones en nuestras vidas pues por que al obedecer lo que nuestro padre nos manda le demostramos nuestro amor y respeto pues es nuestro Padre y como tal debemos de obedecerle en todo momento.
Pero nos volvemos rebeldes y es
que muchas veces sabemos que Dios nos esta mandando a hacer una cosa y hacemos
otra por que dentro de nosotros esta ese espíritu de rebeldía el cual debemos
echar fuera pues no nos traerá ningún beneficio al contrario nos traerá fracaso
y es que pensamos que nos las sabemos todas y hacemos lo que nosotros creemos
que es lo mejor no importando lo que Dios nos haya dicho.
A veces nos hacemos como que no
es con nosotros y es ahí donde nos equivocamos por no obedecer, pues no sabemos
escuchar, no sabemos atender al llamado que se nos hace, Dios nos dice muchas
veces “hijo no vallas por ese camino”, “hijo no tomes esa decisión equivocada”,
“hijo espera”, pues el nos habla de muchas formas y utiliza muchos medios para hacernos
entender pero nosotros no sabemos comprender y justo caemos en el error del
cual Dios nos estaba advirtiendo.
Queremos ver bendiciones en
nuestras vidas pero no las vemos por nuestra falta de obediencia, no estamos
atentos a el, no hacemos caso a su palabra a lo que ahí se nos manda a hacer
pues que mas guía que su palabra para saber en que debemos de obedecerle.
A partir de este día te
invito a que deseches de tu vida todo espíritu de rebeldía y que empieces a
obedecer a Dios como se debe pues te aseguro que te sentirás mejor y El te
recompensara.
Que es la obediencia a Dios
Deuteronomio 28:1
Acontecerá que si oyeres
atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus
mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltara sobre
todas las naciones de la tierra.
“Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de
Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. Y luego, cuando
subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma
que descendía sobre él. Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo
amado; en ti tengo complacencia.” Marcos 1:9-11
En la vida obedecemos a un montón de personas, a
nuestros padres, abuelos, tíos, a nuestros maestros, jefes de trabajo, a
nuestro cónyuge, etc., también obedecemos a nuestras emociones, la ira, el
temor, la alegría, etc.
Prácticamente
obedecemos toda la vida en diferentes formas. Seguramente hemos
aprendido, que, no obedecer tiene consecuencias no favorables, sobre todo
cuando fuimos niños.
También hemos
aprendido que a veces obedecer, no tiene buenas consecuencias; esto es porque a
las personas que obedecemos son humanos y se equivocan. O porque nos dejamos
emocionar y luego nos arrepentimos.
Sin importar
que creamos si obedecer es bueno o malo, invariablemente la mayoría de nosotros
mismos, damos órdenes a otros, sobre todo a los hijos, familiares, o en el
trabajo, etc. ¿Por qué? Porque entendemos de la importancia de obedecer, nos
hace más humildes, es aceptar que no todo lo sabemos.
Pero cuando se
trata de Dios, de nuestro creador, nos cuesta tanto trabajo obedecerlo. Incluso
lo cuestionamos, ¿por qué tengo que perdonar?, ¿por qué tengo orar?, ¿por qué
tengo que leer la Biblia?, ¿por qué debo ir a la iglesia? Irónicamente, le
cuestionamos a Dios todo. Y digo irónicamente porque, Dios no falla, Él es
perfecto, no tenemos porque dudar de su consejo, Dios no se equivoca.
Aprendamos de
Jesús, Él no tenía porque bautizarse, a diferencia de nosotros, Él no tenía
nada de qué arrepentirse, pero no cuestionó al Padre, no el dijo ¿por qué yo,
si me he portado bien? ¿Qué he hecho para merecer esto? Jesús entendía
perfectamente que obedecer la voluntad de su Padre era lo mejor. Entonces fue y
se bautizó. Simplemente obedeció.
Podemos
obedecer a quien queramos, a los hombres, a las emociones o a Dios. ¿A
quién quieres obedecer?
Amenazaron de
meter a la cárcel a los discípulos de Jesús, para que no hablaran más acerca de
la buena noticia de Dios. “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es
necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.”
Obedecer a
Dios, nos conviene.
La obediencia a Dios trae bendición
¿Que es la obediencia a Dios?
La obediencia
consiste en hacer lo que Dios diga, cuando, como y con quien Él diga. No hay
espacio para la pasividad en lo relacionado a la obediencia a nuestro Padre
celestial. Este nivel de compromiso requiere una decisión activa.La obediencia
a Dios es una actitud que tenemos que aprender a aceptar. No es una cualidad
que adquirimos de manera automática cuando nos convertimos en creyentes. En
cuanto a ¿cómo obedecer a Dios? el Señor Jesús nos proporcionó un ejemplo
perfecto de sumisión al Padre.
La obediencia parcial es el peor enemigo de la obediencia
Si el Señor
nos da instrucciones es porque espera que hagamos lo que nos ha encomendado.
Sin embargo, algunos creyentes solo le obedecen cuando les parece conveniente.
Es bueno ir al templo, orar y leer la Biblia, pero si participamos del pecado,
solo le obedecemos parcialmente. Otro Ejemplo el señor demanda dar el
diezmo, y soló damos el 5% , sabiendo que es el 10% eso es obediencia parcial..
Primer escenario que Dios usó
para enseñar la obediencia.
El huerto del
Edén fue el primer escenario que Dios usó para enseñar obediencia. La
importancia de hacer lo que Dios nos pide se aprecia en la historia de Adán y
Eva. Dios no les habló sobre fe y humildad, sino sobre obediencia. Les dio
permiso para comer de toda fruta de los árboles del huerto, con excepción de
una de ellas. Fue al desobedecer que el pecado y sus consecuencias entraron a
este mundo.
Todo ser
humano ha fallado ante esta misma prueba, pues nuestra naturaleza nos impulsa a
hacer lo que es de nuestro agrado. El Señor nos ha dado muchas bendiciones,
pero cada vez que nos pide que nos despojemos de aquello que no le gusta,
tratamos de encontrar excusas para no hacerlo. Hay ocasiones en que hasta las
usamos para justificar nuestras rebeliones.
Llegamos a
creer que nuestras necesidades, circunstancias y sufrimientos son razones
legítimas para desobedecer al Señor. No nos damos cuenta que nuestro Padre
celestial hace uso de todo lo que viene a nuestra vida, para así cumplir sus
planes en nosotros. En ningún momento nos prometió que nos daría una vida
fácil, libre de dolor y sufrimiento. Pero sí nos asegura que bendice a todos
los que le obedecen.
Jesucristo es modelo de la obediencia a Dios
Jesucristo es nuestro modelo de obediencia. Esto fue algo que
Cristo mencionó al hablar con la mujer samaritana, en especial cuando le dijo:
“Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra” (Jn
4.34).
Es decir, que
afirma que el obedecer a su Padre celestial era lo que traía satisfacción a su
vida. No buscaba la aprobación de las multitudes que venían a escucharle, sino
que su alma se sentía satisfecha al complacer al Padre celestial.
Es al obedecer a Dios que sentimos más gozo, pero en ocasiones
creemos que es mejor hacer lo que es de nuestro agrado. Puede que, como
consecuencia de nuestra obediencia, seamos malinterpretados, perdamos nuestro
empleo o seamos rechazados. Sin embargo, si le obedecemos, disfrutaremos de sus
bendiciones y sentiremos la satisfacción de poder hacer la voluntad de Dios.
¿Como entrar en la Obediencia a
Dios?
No llegamos a
este mundo sabiendo cómo obedecer a Dios. Somos los padres los que debemos
invertir tiempo para enseñarle a nuestros hijos a seguir las
instrucciones del Señor. Te daré: 8 claves para entrar en la puerta de la
obediencia a Dios..
8 claves para entrar en la puerta de la obediencia a Dios..
1.Decidir confiar en Él.
No podremos obedecer al Señor si no
confiamos en Él. Cada vez que nos sentimos tentados a desobedecerle en algún
aspecto es debido a que no confiamos en sus promesas. Es por eso que debemos confiar de todo
corazón en que Dios es quien dice ser, y en que hará todo lo que nos ha
prometido.
2.Estar dispuestos a esperar en
Dios en oración.
Lo primero que
debemos hacer para asegurarnos de que andamos en la voluntad de Dios es pedirle
que nos muestre lo que desea hacer en nuestra vida. Debemos dedicar tiempo a
meditar en las Sagradas Escrituras y buscar pasajes que nos muestren
su voluntad y dirección.
Luego debemos
esperar por sus instrucciones, de acuerdo a su tiempo. Y aunque hay ocasiones
en las que no comprenderemos lo que el Señor haga, el saber que conoce cada
aspecto de nuestra vida nos dará confianza.
3.Meditar en su Palabra cada día.
No podremos
vivir en obediencia si mantenemos nuestra Biblia cerrada, pues es por medio de
ella que Dios nos guía. Es en las páginas de la Palabra de Dios que
encontraremos la respuesta para cada situación que enfrentemos.
Cuando Josué
necesitó dirección, el Señor le dijo: “Nunca se apartará de tu boca este libro
de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él” (Jos 1.8). Hoy contamos
con la revelación escrita de Dios, y el Señor promete bendecir a los que la
obedezcan.
4.Estar dispuestos a caminar
aunque la senda no sea clara.
Si nos negamos
a seguir adelante, porque deseamos esperar a saber lo que nos espera, nos
perderemos muchas de las bendiciones que Dios nos tiene preparadas. No podemos
ver con anticipación lo que el Señor hará, pero nuestra responsabilidad es
obedecerle con la seguridad de que nuestro futuro está en sus manos.
Fue por fe que
Abraham obedeció al llamado que Dios le hizo, aunque no sabía hacia dónde le
llevaba (He 11.8). Y es de esa manera que debemos andar con el Señor. No nos
mostrará todo el camino, pues con cada paso que damos fortalece nuestra fe.
5.Estar dispuestos a
experimentar conflicto.
Todos los que
obedecen a Dios enfrentarán conflictos. Sentiremos discordia en nuestro
interior cada vez que el Señor nos llame a hacer algo que no parece razonable
desde nuestro punto de vista. Y también sabemos que la obediencia puede traer
como resultado que otros se alejen de nosotros, pues no comprenden o no están
de acuerdo con lo que el Señor nos ha dicho.
6.Dejar las consecuencias en
las manos de Dios.
Puede que
sintamos dudas una vez que el Señor nos desafíe a obedecerle. Pero debemos
recordar que nuestro Dios tiene el poder para ayudarnos ante cualquier
situación que enfrentemos. Lo único que pide de nosotros es que le obedezcamos
y observemos la manera en que su voluntad actúa en nuestra vida.
7.Aceptar la disciplina divina
en respuesta a nuestra desobediencia.
Dios
disciplina a cada uno de sus hijos. La pregunta que debemos hacernos es: ¿cómo
reaccionaremos ante su disciplina? Si le culpamos y nos resistimos a su
disciplina, demostramos que no hemos aprendido a ser obedientes.
Pero si
tenemos un espíritu humilde y obediente, reconoceremos que la
disciplina de Dios es una muestra de amor y responderemos con gratitud.
8.La obediencia a Dios
trae Bendición
El
comportamiento sin una actitud de obediencia a Dios no tiene sentido; la
obediencia interna es mucho mejor que un acto externo de adoración (1 S.
15:22). Además, la obediencia a Dios nos lleva a las otras actitudes
espirituales correctas. Hay otras razones importantes por las que debemos vivir
en obediencia: Para glorificar a Dios, para recibir bendiciones, para dar
testimonio a los incrédulos y ser un ejemplo para otros cristianos.
El ser
obedientes también nos permite ser llenos con el Espíritu Santo. Cuando estamos
llenos del Espíritu, estamos en condiciones de poder alcanzar a los no
creyentes y ser un ejemplo para los que observan como vivimos.
Jesús dice en Lucas
6:46, “¿Por qué llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo”. Si Jesús es
el Señor de su vida, debiera hacer lo que le pide que haga. Mateo 7:13-14 nos
dice que el camino que lleva a la salvación es angosto. Lo es porque está
limitado por la voluntad de Dios, la ley y la Palabra. Tenemos que afirmar a
Cristo como Señor (Ro. 10:9-10) y someternos a su señorío. Eso significa vivir
una vida de obediencia.
Importancia de la obediencia a
Dios
Dios nos ha
llamado a ser obedientes a su Palabra. Podemos saber qué piensa acerca de las
cosas porque Él nos lo dice en su Palabra. La meta del ministerio debería ser
el formar un pueblo obediente. Esa ha sido siempre la intención de Dios tanto
en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
Es triste que
cuando algunas personas se ven confrontadas con la verdad divina que los
convence de algo que no es correcto en sus vidas, ellos siguen en su camino de
desobediencia. Por ejemplo, supongamos que escucha un sermón acerca del perdón
y hay alguien que usted conoce que necesita su perdón.
Pero usted
procura borrar ese mensaje de su mente y continuar con su actitud de amargura y
de negarse a perdonar. Eso es desobediencia. Es todo lo contrario a lo que Dios
quiere conseguir en su vida.
Alguien dirá:
“Yo voy al templo. ¿No es eso suficiente? Primera Samuel 15:22 dice: “Ciertamente
el obedecer es mejor que los sacrificios”. El ritual nunca puede reemplazar a
la obediencia. En 1 Pedro 1 el apóstol dice:”Ceñid los lomos de vuestro
entendimiento” (v.13).
En otras
palabras, estén seguros de que sus prioridades están en buen orden. “Como hijos
obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra
ignorancia” (v. 14). No vivan en la manera que vivían antes de ser cristianos.
Tienen que ser hijos obedientes.
Jesús dijo:
“Antes bienaventurados los que oyen la Palabra de Dios, y la guardan” (Lc.
11:28). Pablo, al elogiar a los cristianos de Roma, dice: “Porque vuestra
obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros” (Ro.
16:19). El corazón de un pastor se alegra cuando es manifiesta la obediencia de
los creyentes.
Debemos comprometernos a obedecer la Palabra de Dios. Si
el Espíritu le enseña a usted una verdad, aplíquela. Cuando se sienta tocado en
su consciencia por la verdad, no diga: “Cuánto me hubiera gustado que tal
persona hubiera escuchado este sermón”.
Aplique el mensaje a su propia vida. Cuando
usted obedece a Cristo, crece en madurez espiritual y se hace más útil en las
manos de Dios.
Fuente: reflexiones.cristianas.com
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