lunes, 2 de septiembre de 2019

Mas Alla Del Primer Amor – Reflexión

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Una perspectiva de la vida cristiana para los que empiezan y para los que creen que ya llegaron. Para muchos el primer amor es algo así como el romance de una pareja de novios que comienzan a conocerse y todo les parece miel sobre hojuelas y mariposas en el estomago.


Desde que decidí estar al cuidado de Dios, lo acepté como dueño y señor de mi vida y comencé a ocuparme de administrar sus tesoros. He escuchado la frase: “El primer amor”.

Dicen que cada quien habla de cómo le fue en la feria… la verdad es que esta frase se ha convertido en la favorita de la Iglesia para decir muchas cosas, dependiendo claro, de que boca la utilice.

Para muchos el primer amor es algo así como el romance de una pareja de novios que comienzan a conocerse y todo les parece miel sobre hojuelas y mariposas en el estomago. Para otros, es el descubrimiento de un mundo nuevo lleno de posibilidades, donde el encuentro con Dios excede lo antes visto y conocido. 

Para otros, es la adrenalina de entrar a un mundo enigmático, lleno de nuevas sensaciones y valores, que les hace saltar y brincar de alegría con cada descubrimiento.

Pero en si: ¿A qué se refería el Apóstol Juan en Apocalipsis con la expresión “El primer amor”? ¿Por qué es que lo anhelamos tanto? ¿Por qué lo extrañamos tanto cuando se va? ¿Se va? 

El primer amor, es un enamoramiento surgido de los primeros contactos con Jesús… algo así como un bebé que recién nace y siente por primera vez los brazos y labios de su madre. Surge una total dependencia de ella y el niño llora el silencio, la ausencia, el hambre y hasta la brusquedad del roce de la cobija que lo tapa. 

Algunos autores, lo mencionan como el encuentro con “la media naranja” (Una relación de pareja), donde disfrutamos cada rasgo del ser amado, su voz, sus alientos, sus aromas y todo aquello que le corresponda. Queremos estar con él o ella, nos gusta todo, soportamos todo, les creemos todo, les sufrimos todo y esperamos todo de ellos.

¡Pero de pronto suena el despertador! Ringg…ringg… ringg… - Nuestra mano toca apresuradamente nuestra cabeza y se escucha el clamor desde dentro nuestro - ¡Oh Dios¡ ¿Qué me pasó?

Cruel realidad. Bienvenidos a la vida de a de veras.

Comienza el crecimiento y el conocimiento. El dolor aumenta en cada día de nuestra vida, cuando descubrimos que hay días tormentosos. Empezamos a conocer a nuestra familia (La iglesia) y descubrimos que hay de todo… hasta cristianos. Nuestros hermanitos nos pegan, nos hacen travesuras, heredamos la ropa de los que nos antecedieron y nos obligan a comer espinacas o pescado… que por que nos ayuda a crecer?

Inmediatamente vamos llorando a acusarlos con nuestro Papá, el paciente padre que recibe nuestra queja y nos permite desahogarnos de nuestros dolores infantiles. Nos acaricia y arropa, limpia nuestras mejillas y regaña tímidamente a nuestros hermanos. Nosotros nos bajamos de sus brazos a seguir la vida confortados, sabiendo que tenemos a alguien que nos defiende.

Pero pronto comenzamos a vivir la turbulencia de la responsabilidad, las relaciones personales, el desamor, la economía y tantos afanes. Se nubla la vista y el corazón de tal manera que ya no podemos sentir la entrega y la pasión que vivimos al principio… entonces las voces a nuestro derredor dicen en tono confirmativo: “Perdió el primer amor”. Como si esto fuera el resultado del diagnóstico obligado para todos aquellos que ya tienen un poco de tiempo de haberse acercado a Dios.

Pero: ¿Qué marca tal pérdida? ¿Cómo es que la gente al derredor está tan segura de ello? ¿Existe acaso la forma de no perderlo?

El reclamo de Dios a la iglesia de Efeso en Apocalipsis 2, no era sobre su testimonio cristiano, ni sobre sus obras; ellos se portaban bien y eran fieles… habían dejado de hacer las primeras cosas… el amor. Eran precisos para la religión, celosos guardianes de la fe, conocedores audaces de la doctrina; pero fríos para el amor… y es que la religión, enfría.

Los seres humanos somos demasiado simples para juzgar. A esta simpleza podemos agregar que nos asusta el éxito, por lo que la envidia nos corroe cuando vemos a alguna persona que vive en plenitud y además lo disfruta. Utilizamos nuestros simples juicios como tabla matemática para medir a la gente… dos más dos son cuatro, si la persona deja de levantar las manos, llora, sufre o se deprime; es que perdió el primer amor.

El primer amor, es el resultado de una división en nuestra vida; es una época de conocimiento y exploración del poder y el amor de Dios en nosotros. Nos damos cuenta de las incalculables fortunas que no conocíamos y las disfrutamos… como cuando el niño descubre que su papá tiene auto.

Pero el amor es una decisión; esto es, que no depende de nuestras emociones o actos aparentes. Si bien existe el primer amor, este nos debe de llevar de forma natural al segundo, tercer, cuarto… centésimo amor. Acrecentando nuestra entrega, madurez, amor y gozo por Cristo, sus cosas y su gente.

Las decisiones se acrecientan y refuerzan con el paso de la vida y las pruebas. No es fuerza de voluntad, es la fuerza de la decisión que tomamos. Un día decidimos darle todo nuestro corazón a Jesús y nacer de nuevo; este acto de fe, se basa en dos cosas: En el acto salvador de Dios a través de Jesús y en nuestra decisión de fe al tomarlo. Es precisamente esto lo que nos lleva a vivir por fe… El justo por la fe vivirá.

La vida de fe, comienza con un primer paso… un primer amor; pero la vida sigue… sigue y sigue sin detenerse. Esto nos obliga de forma natural a tomar más pasos y más decisiones de amor. Al principio decíamos que Jesús era lo más hermoso; después, que era el gran amor con el que soñábamos… pasmos a conocerlo como proveedor, sanador, protector, maestro… hasta llegar a niveles más altos de amor y conocimiento tales como: Dios, Amigo, Consejero, Señor, Rey y Padre.

Perdemos el primer amor, cuando pasamos al segundo. Así de simple. 

¿Qué nos detiene de seguir caminando? Los afanes de la vida, nuestros traumas, nuestros hermanos, nuestra ignorancia y malos hábitos… y todas aquellas cosas y voces a las que también llamamos obstáculos. En realidad no nos detienen (sería tanto como conferirles un poder que no tienen). Nosotros nos detenemos, decidimos detenernos, queremos detenernos, nos gusta detenernos.

Le tenemos tanto miedo a la victoria en Dios, que parecemos como aquel atleta que corre como puntero en la carrera… está por alcanzar la meta… su rival más cercano está a dos cuerpos de distancia y lo está alcanzando…entonces sucede algo inimaginable: ¡El hombre se falsea un tobillo y cae al piso en estrepitosa caída! – Pero se levanta, desvalido y con la cara llena de dolor y arrastrándose llega a la meta en cuarto o quinto lugar. – El público no lo puede creer… aplaude el gesto deportivo del atleta y esté agradece tímidamente el aplauso del respetable. - ¿Por qué se saboteó?

A veces es más cómodo vivir del heroísmo y la lastima de los demás… incluso la buscamos hasta de Dios mismo: “Amado Jesús: Soy el más pequeño de tus siervos, no merezco tu amor; he caído por mi tremenda debilidad y soy malo, perdóname y dame una segunda oportunidad… si tan solo me estuvieras escuchando…me levantaré e iré a Ti…” Para muchos esta es su oración cotidiana… parece piadosa, pero no lo es. Es lastimosa, ridícula y tremendamente ofensiva.

Permítame compartirle unos cuantos pensamientos, que espero le ayuden.

1. HS: Hágalo Sencillito; Después del primer amor, va el segundo. No espere ser el gran cristiano de la noche a la mañana. Sería tanto como el niño poniéndose los zapatos del papá y querer jugar fútbol.

2. No se desanime: El crecimiento demanda dolor y equivocaciones. Recuerde cuantas tonterías hizo de niño, como sufrió por ellas, y vea como se ríe de ellas ahora.

3. No espere la aprobación de nadie: La verdad es que no conozco todavía a algún perito sensato en primer amor. La tecnología todavía no ha inventado el cristianometro o el primeramorimetro. Viva con la guía de Dios a través de su Palabra, el testimonio del Espíritu Santo en su corazón y el amor de sus pastores y hermanos bien intencionados (por que si los hay).

4. No se golpe: La conmiseración es pecado, Dios no quiere victimas de las circunstancias ni gente que se culpa por todo… en este mundo solo hay tres tipos de personas: Las que hacen que las cosas sucedan, a las que les pasan las cosas y las que no saben ni porque les pasan las cosas. Le invito a que decida ser de los primeros.

5. ¡Viva!: Lo más importante en la vida cristiana, es “vivir”. En un sistema religioso de tantas normas y reglas éticas, se nos olvida vivir. Cuando usted decide vivir, disfruta; ese es el principal objetivo de la cruz de Cristo. Que El cargó en si mismo todos nuestros pecados, enfermedades y sufrimientos; para que usted y yo disfrutemos de todo lo que El hizo.

6. Usted ya agrada a Dios: Cuando no le conocíamos, vivíamos bajo la ley. Todo era pecado y jamás podríamos agradar a un Dios 100% santo y 100% justo. ¿Con que justicia podría apantallar al Altísimo? Con la decisión de tomar el camino de Cristo y nacer de nuevo, usted ha pasado de muerte a vida… esto es; que ahora vive “por que agrada a Dios”. Que nadie le diga lo contrario. Permita que se vean los frutos.

7. No se detenga: No repare en las etapas de si: Primer amor, si estamos fríos o calientes, si ya llegamos, si lo estamos haciendo bien… El prometió guiarnos a toda verdad y a toda justicia a través de su Espíritu Santo; El nos enseñará todas las cosas… descanse en El. No hacerlo sería tanto como si un niño prefiriera estar todos los días a cada hora montado en la báscula pesándose y midiendo su estatura en vez de jugar, disfrutar y estudiar… Los niños prefieren descubrir un día de tantos, que necesitan zapatos nuevos, porque los que tienen, ya no les quedan.

8. Espere lo mejor: Existen “hermanitos” en todas las congregaciones del mundo… (al menos las que conozco) que realizan sus apuestas e incluso dan tiempos de enfriamiento a los recién llegados. Esto dicen de forma mal sana: “Pronto se le pasará”, “es inmaduro”, “le falta poco para estar tan frío y amargado como nosotros”, “está feliz porque el diablo aun no lo ataca… que espere un poco para que vea como lo sacude”. Yo le invito a que guarde su corazón, espere lo mejor; su Palabra dice que toda dádiva y todo don perfecto, provienen del Padre de la luz, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación. Esto está escrito para darnos la confianza y la seguridad de que aquel que dio a su mismo hijo a morir por nosotros, también nos ha dado los recursos necesarios para que vivamos en El, hasta que le podamos ver cara a cara.

9. Si usted cree que perdió su primer amor: Le invito a que reubique su relación con Dios y retome el camino. Solo está creciendo y el crecimiento abruma y confunde. Los golpes de la vida y las pruebas, solo sirven para fortalecernos, no para destruirnos… pero esa decisión depende de usted.

10. Sea libre de condenación: La gran mayoría de la gente pierde su entusiasmo y entrega, porque peca constantemente y escucha todas las voces de condenación, donde hasta por saborear un helado (nieve, mantecado) de chocolate se es pecador. Dejamos nuestro amor tan fácilmente como dejamos la dieta cuando la rompemos. “HS” Hágalo sencillito, mejor arrepiéntase; abogado tenemos para con El Padre, a Jesucristo el justo. Retome el camino y celebre su regreso… a veces hay que hacer fiesta todos los días; no importa, hay mucho que celebrar. Pronto se dará cuenta que le será más difícil pecar, el amor a Jesús le redargüirá y le llevará a una santidad práctica.

11. Descanse: Sucedió en pleno siglo XXI - Una mujer llevaba una pesada carga en su espalda atada a su frente con una tela; al verla caminar por la carretera, un hombre con una camioneta tipo Pick-up se compadeció de ella y se ofreció a llevarle. La mujer subió con esfuerzo a la parte trasera; la camioneta avanzó un par de kilómetros y de pronto el chofer se percató por el espejo retrovisor, que la mujer traía aun la carga a cuestas; se paró junto al camino y se bajó para platicar con la mujer - ¿Por qué está cargando su carga, si por esa razón le estoy llevando? Preguntó el sorprendido hombre, a lo que la mujer le responde con esfuerzo… “con que me lleve a mi es suficiente”. Si Jesús le dice que le hará descansar, hágale caso. Nos afanamos tanto con servir a Dios y agradarle, que El de vez en cuando nos tiene que salvar de nosotros mismos. ¿A poco cree usted que le remueven de algún lugar de servicio porque el diablo lo atacó?

12. No trate de arreglar lo que no esta roto: La gente que lleva más años que nosotros en Cristo o en la Iglesia, a veces disfruta haciéndonos pagar el precio de la novatez. Imponen cargas en nosotros que ni ellos pueden llevar. Lo peor de todo, es que nosotros no analizamos y cuestionamos esta lista de cosas beatas. He escuchado toda clase de tonterías e incluso yo mismo he sido víctima de tales cosas. “Cierra las ojos más fuerte para que sientas su presencia”, “dile papacito a Dios cuando ores para que te escuche”, “levanta las manos hasta que te duelan, para que El reciba tu alabanza”, “reprende a todos los espíritus chocarreros antes de comenzar a orar”. Y ahí estamos reparando lo que no está roto.

13. No tenga días malos: Decida no tener un solo día malo en su vida. Pese a toda la tempestad que vea a su derredor, es mejor afrontar a los vientos con una sonrisa de esperanza, que con un grito de angustia. Retomar el camino del amor, le llevará de gloria en gloria y de victoria en victoria; donde todos los días son buenos y diferentes… me llama la atención la forma en que los chinos se desean bendiciones, ellos, a diferencia de nosotros; no se dicen: Suerte, que te vaya bien, que te vaya bonito… sino más bien dicen: “Que vivas tiempos interesantes”.

14. Diga “no”: Cuando alguien quiera cuestionar su relación con Dios, diga “no”. Él, trabaja con cada persona de forma intima e individual; nadie tiene una relación idéntica con Dios, ya que la relación se basa en el trato y propósito de que El tiene para cada quien. Si alguien le dice que perdió su primer amor… no se entristezca, solo cuide de seguir perdidamente enamorado de Jesucristo y de que cada día viva una experiencia renovadora con El. Pronto se dará cuenta que ya pasó al tercer (cuarto… décimo) amor.

Podríamos hablar cien cosas sobre el primer amor. Pero la verdad, es que solo hay una manera de crecer y de capitalizar el primer amor e incrementarlo día a día: “VIVIR DESESPERADAMENTE ENAMORADO DE DIOS A PESAR DE TODAS LAS COSAS”

Un día tuve que tomar la decisión de hacer mío el canto del profeta Habacuc:
“Aunque la higuera no florecerá, ni en las vides habrá frutos; la obra de la oliva mentirá, y los labrados no darán más el mantenimiento. Y las ovejas serán quitadas de la majada, y no habrá vacas en los corrales; con todo yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. 
Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, Y me hace andar sobre mis alturas victorioso sobre mis instrumentos de cuerdas.”

Haga que su vida sea maravillosa, en Jesucristo sólo existe el amor; nunca se le ocurra dejarlo. Dios le de gracia para hacerlo sencillo y vivir una vida plena e interesante. 
Misael Escorcia Reyes

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